Cambio de luz y puedo observar la huída atropellada de esas máquinas. Entonces pongo freno a esta situación y corren las personas, atolondradas, cada una llevando la cabeza en sus manos. Vuelvo a irrumpir. Máquinas. Y otorgo una breve tregua otra vez. Miro con detenimiento… pareciera que mis cambios sugieren y mueven modificaciones en ellos. La rapidez de mi dinamismo o la insoportable densidad de mi accionar cuando ellos urgen parece predisponerlos, queriendo llenar los segundos vacíos. Durante mi luz –llamemos a esta roja- una pareja se ubica a mi lado. No soporté las lágrimas en los ojos de ella, de la joven; él la atacaba, la atacaba y la seducía. Entonces encendí mi otra luz-llamemos a esta verde-. Ellos se alejaron, ella más rápido que él. No obstante, mi reacción me dejó entrever la prisa de los demás. Me detuve.
Lo recuerdo bien claro, con un pisar nítido y contundente; una vorágine insostenible, pero que sin embargo sostienen. El lujo, el elixir esta en pequeñeces como yo. ¡Y ellos corren!
Me tomé mi tiempo para pensar. No quiero que peleen, ni que corran. Me apagué, y que decidan ellos.
Lo recuerdo bien claro, con un pisar nítido y contundente; una vorágine insostenible, pero que sin embargo sostienen. El lujo, el elixir esta en pequeñeces como yo. ¡Y ellos corren!
Me tomé mi tiempo para pensar. No quiero que peleen, ni que corran. Me apagué, y que decidan ellos.
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[¿Un lujo en el sentido de Propp, de una riqueza que es parte de la unidad de la entidad, o un lujo entendido por el estructuralismo y el marxismo, como algo accesorio y descartable?]
Nice.
¿Y la luz naranja? ¿Dónde está?