Tu impronta está arrasando con mi cordura. Estos días húmedos, cálidos, son tan tuyos; me arrastran tu recuerdo. Te recuerdo…
Te recuerdo. Te recuerdo.
Es como si volvieras; es como si volvieras a buscarme. Tu mano me toma de las alas, me seduce; siempre retornando al círculo. Ese círculo que adopta esa forma espiralada; me traga. Me traga y es imposible volver. Ese maldito vértigo, estos precipicios.
Ojalá pudiera terminar con vos. O traerte y que caigamos juntos. O tirarte solo a vos. Y que no vuelvas más a entrecortarme la respiración.
Que ya no puedas gritarme, ni manosearme. Poder hundirte; y rescatarte si así lo quisiese. Pero dominar el juego. Dominarte.
Pelear, gritarte. Gritarte y dejarte sin argumentos. Empujarte al vacío, a tu círculo. Hundirte.
Pero mientras tanto recordarte, y amarte otra vez, extrañarte y sentir culpa. Con la misma pasión. Amarte y odiarte. Empujarte.
Que aprendas. Que trates de salir del círculo. Y que no puedas. Que trater de remar, que te pese. Que te desesperes, que te interrogues, te purgues. Que dudes.
Que sientas lo que es estar a punto de salir. Que lo palpes, que delires de felicidad por haberlo alcanzado. Pero cuando hayas llegado pisaría tus dedos. Y caerías.
Ensuciarte, perder tu tutoría. Tu gobierno. Perder la razón, encontrarla; y saber que en momentos como este, lo mejor sería quemarla. Encendería tu mejor canción, la que más te gusta. Y me recordarías, yo sé que me recordarías; pero en el estribillo cambiaría, y tocaría el peor rock. Pero que sigas queriendo salir. Que sigas intentando.
Y que vuelvas a trepar. Y si ahora salieras, te amaría para siempre.
Te recuerdo. Te recuerdo.
Es como si volvieras; es como si volvieras a buscarme. Tu mano me toma de las alas, me seduce; siempre retornando al círculo. Ese círculo que adopta esa forma espiralada; me traga. Me traga y es imposible volver. Ese maldito vértigo, estos precipicios.
Ojalá pudiera terminar con vos. O traerte y que caigamos juntos. O tirarte solo a vos. Y que no vuelvas más a entrecortarme la respiración.
Que ya no puedas gritarme, ni manosearme. Poder hundirte; y rescatarte si así lo quisiese. Pero dominar el juego. Dominarte.
Pelear, gritarte. Gritarte y dejarte sin argumentos. Empujarte al vacío, a tu círculo. Hundirte.
Pero mientras tanto recordarte, y amarte otra vez, extrañarte y sentir culpa. Con la misma pasión. Amarte y odiarte. Empujarte.
Que aprendas. Que trates de salir del círculo. Y que no puedas. Que trater de remar, que te pese. Que te desesperes, que te interrogues, te purgues. Que dudes.
Que sientas lo que es estar a punto de salir. Que lo palpes, que delires de felicidad por haberlo alcanzado. Pero cuando hayas llegado pisaría tus dedos. Y caerías.
Ensuciarte, perder tu tutoría. Tu gobierno. Perder la razón, encontrarla; y saber que en momentos como este, lo mejor sería quemarla. Encendería tu mejor canción, la que más te gusta. Y me recordarías, yo sé que me recordarías; pero en el estribillo cambiaría, y tocaría el peor rock. Pero que sigas queriendo salir. Que sigas intentando.
Y que vuelvas a trepar. Y si ahora salieras, te amaría para siempre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Publicar un comentario