Los días pasaron sin gloria y con pena, subrayando los lamentos esta condena, de no poder ser cielo y mar una tarde de verano, sintiendo que todo ha sido en vano.

Esta agonía insostenible de no sentirte

se dibuja en mi piel dejando cicatrices.

Tu recuerdo inexorable como un flagelo en mi alma

congela mis horas, para contrastar con las irrevocables y posteriores llamas.

Como arena en el viento, cruzan palabras como dagas que me atraviesan, soltando en el aire perfume de eternidad. Nuestra indiferencia nos lleva por un oscuro sendero, distinto del que en realidad deberíamos transitar...Las lágrimas nublan mi mirada, y no me dejan ver esta profecía desleal y pérfida que yo misma inventé; con este suelo falso en un instante caeré. Mis alas no se despliegan, asumiendo tácitamente que ya no vas a volver.

Este suelo de cristal se requebraja, y rompe y fracciona mi razón; camino entre los escombros de esta desilusión. La tristeza inaguantable que destroza mi corazón, esconde la amargura de este sueño que hoy se frustró.

Extrañando tu abrazo, tanto como en el inviernolos jazmines al sol, paso mis horas rezando; rezando por este amor. Que fue aires de primavera, fue mi primer canción. Fue un renacer para mis viejas tristezas, fue cantar y que me acompañe tu voz.

J. Molina, Extrañando.